1.
APRENDER A
CONVIVIR
La violencia domina
con demasiada frecuencia la vida en el mundo contemporáneo, estableciendo un
triste contraste con la esperanza que algunos cifran en el progreso humano. La
historia de los hombres se ha visto muchas veces herida por los conflictos.
Pero el riesgo se ha visto incrementado por dos nuevos factores. En primer
lugar, los seres humanos hemos creado en el siglo XX un extraordinario
potencial para la autodestrucción. En segundo lugar, está la capacidad de los
nuevos medios de comunicación para proveer al mundo entero de información y de
reportajes inverificables acerca de los conflictos que tienen lugar.
La opinión pública
se ha convertido en una observadora desvalida, víctima incluso, de aquellos que
inician o estimulan los conflictos. Hasta ahora la educación ha sido incapaz de
hacer mucho por mitigar esta situación. ¿Podemos hacer más? ¿Podemos educarnos
para evitar los conflictos o para resolverlos en forma pacífica?
La idea de enseñar la no violencia en las escuelas es ciertamente digna
de alabanza. Sin embargo, parece realmente inadecuada si observamos sus reales
implicancias. El desafío es tanto más difícil cuanto que las personas tienen
una tendencia natural a sobreestimar sus propias capacidades -o las del grupo
al cual pertenecen- y a mantener prejuicios respecto de las otras personas. Es
más, el clima general de competencia que prevalece en las economías tanto
domésticas como internacionales, tiende a convertir la competencia y el éxito
personal en los valores de la modernidad.
Es así que esta competitividad ha dado lugar hoy día a una guerra
económica sin tregua y a una tensión entre ricos y pobres que separa a las
naciones y que exacerba las rivalidades históricas. Lamentablemente, la
educación a veces ayuda a mantener este estado de cosas, debido a una
interpretación incorrecta de lo que significa la competencia,
¿Cómo podemos mejorar? La experiencia muestra que no es suficiente
establecer contactos y comunicación entre personas susceptibles de entrar en
conflicto para reducir ese riesgo (por ejemplo, en las escuelas inter-raciales
o inter-religiosas). Si los diferentes grupos son rivales o si no tienen el
mismo status en la misma área geográfica, tal contacto puede producir un efecto
contrario al deseado: puede hacer salir tensiones escondidas y degenerar en una
oportunidad para el conflicto. Si, por otra parte, este tipo de contacto se
organiza en un ambiente igualitario y se persiguen objetivos y proyectos
comunes, los prejuicios y la hostilidad latentes pueden ceder lugar a una
manera más fluida de cooperación y aún de amistad.
La conclusión parecería ser que la educación tiene que adoptar dos
perspectivas complementarias. Desde la infancia más temprana debería centrarse
en el descubrimiento de los otros. En la segunda etapa de la educación y en la
educación durante la vida, debe estimular la participación en proyectos
comunes. Esta parece ser una manera efectiva de evitar los conflictos o de
resolver conflictos latentes.
Descubrir A Los Otros
Una de las tareas de la educación es enseñar a los alumnos que existe la
diversidad humana e inducir en ellos una conciencia de las similitudes e
interdependencia entre las personas. Algunas asignaturas se prestan a ello:
geografía humana, lenguas extranjeras, literatura.
Más aún, ya sea que la educación sea impartida por la escuela, la
familia o la comunidad, debería enseñarse a los niños a comprender las
reacciones de las otras personas, mirando las cosas desde el punto de vista de
ellas. Cuando este espíritu de empatía es alentado en las escuelas, tiene un
efecto positivo en las conductas sociales de los jóvenes por el resto de sus
vidas. Por ejemplo, enseñar a los jóvenes a mirar el mundo a través de los ojos
de de otros grupos étnicos o religiosos, es una manera de evitar algunos de los
malentendidos que dan origen al odio y a la violencia entre los adultos. Así,
la enseñanza de la historia de las religiones o de las costumbres puede
convertirse en una útil herramienta de referencia para moldear el
comportamiento futuro.
Por último, el reconocimiento de los derechos de otras personas no debe
ser puesta en peligro por la manera en que son enseñados los niños y jóvenes.
Los profesores dogmáticos que sofocan la curiosidad o el sano espíritu crítico,
en lugar de enseñar a sus alumnos cómo participar en un debate ágil y abierto,
pueden hacer más daño que bien. Olvidando que se sitúan como modelos, pueden, a
causa de su actitud, producir un daño para toda la vida en sus alumnos, en lo
que se refiere a la apertura de estos hacia otras personas y de su habilidad
para enfrentar las inevitables tensiones que se producen entre los individuos,
los grupos y las naciones. Una de las herramientas esenciales para la educación
en el siglo veintiuno ha de ser un adecuado foro para el diálogo y la
discusión.
Hacia
Metas Comunes
Cuando las personas trabajan juntas en proyectos estimulantes que los
comprometen en formas de acción inusuales, las diferencias y aún los conflictos
entre individuos tienden atenuarse y a veces a desaparecer. A través de estos
proyectos se crea una nueva forma de identidad que permite a las personas
trascender las rutinas de sus vidas personales y asignar valor a lo que tienen
en común frente a lo que los separa. En los deportes, por ejemplo, las
tensiones entre clases sociales o nacionalidades puede eventualmente fundirse
en un espíritu de solidaridad debido al compromiso con una causa común. Y en el
mundo del trabajo, cuántos logros no habrían sido posibles si las personas no
hubieran superado los conflictos que -generalmente surgen en las organizaciones
jerárquicas- gracias a su participación y compromiso en un proyecto común.
La educación formal debería, en consecuencia, destinar suficiente tiempo
y oportunidad en sus currículos para introducir a los jóvenes a la práctica de
proyectos colaborativos desde edad temprana, como parte de sus actividades
deportivas o culturales. pero esta perspectiva debiera también comprometerlos
en actividades sociales: la mejoría de áreas de pobreza, ayuda a personas en
desventaja, acción humanitaria, sistemas de ayuda a adultos mayores, y así
sucesivamente.
Otras organizaciones educacionales deberían recoger estas actividades de
las escuelas. Hay que destacar también que en la vida escolar cotidiana el
compromiso de los profesores y estudiantes en proyectos comunes puede ayudar a
enseñar un método para resolver conflictos y constituir una valiosa fuente de
referencia para los alumnos en su vida futura.
2.
APRENDER A
SER
En su primera reunión, la Comisión reafirmó vehementemente un principio
fundamental: la educación debe contribuir al desarrollo completo de la persona:
cuerpo y mente, inteligencia, sensibilidad, apreciación estética y
espiritualidad. Todas las personas deben recibir en su infancia y juventud una
educación que los habilite para desarrollar su propia manera de pensar y juzgar
en forma independiente y crítica, de manera que puedan decidir por sí mismos
acerca de los mejores caminos en las diferentes circunstancias de sus vidas.
A este respecto, la Comisión incorpora una de los supuestos básicos
establecidos en el informe Aprender a Ser: el objetivo del desarrollo es la
realización completa del ser humano, en toda la riqueza de su personalidad, la
complejidad de sus formas de expresión y sus diferentes compromisos: como
individuos, miembros de una familia y de una comunidad, ciudadanos y
productores, inventores de nuevas técnicas y soñadores creativos.
Este desarrollo humano es un proceso dialéctico basado tanto en el
conocimiento de sí mismo como en las relaciones con otras personas. Supone
también una experiencia personal exitosa. Como medio para el entrenamiento
personal, la educación debe ser un proceso altamente individualizado y al mismo
tiempo una experiencia social interactiva.
En su Preámbulo, el informe Aprender a Ser (1972) expresaba el temor a
la deshumanización del mundo, asociada al progreso técnico. Y uno de sus
principales mensajes era que la educación debía habilitar a todas las personas
para "ser capaces de resolver sus propios problemas, hacer sus propias
decisiones y asumir sus propias responsabilidades". Desde entonces, todo
el progreso en las diferentes sociedades, especialmente el impresionante
aumento del poder de los medios de comunicación, ha intensificado esos temores
y ha hecho los imperativo el que ellos sustentan aún más legítimos.
Esta deshumanización puede aumentar en el siglo XXI. Más que educar a
los niños para una sociedad determinada, el desafío será asegurar que cada uno
tenga los recursos personales y las herramientas intelectuales necesarias para
comprender el mundo y comportarse como un ser humano responsable y bien
intencionado. Más que nunca antes, la tarea esencial de la educación parece ser
asegurar que todas las personas gocen de libertad de pensamiento, juicio,
sentimientos e imaginación parta desarrollar sus talentos y controlar todo lo
que puedan de sus propias vidas.
Éste no es un simple clamor por individualismo. La experiencia reciente
ha demostrado que aquello que podía aparecer como un simple mecanismo de
defensa personal contra un sistema alienante o un sistema percibido como
hostil, ofrecía también la mejor oportunidad para hacer progreso social. las
diferencias de personalidad, la independencia y la iniciativa personal o
incluso la tarea de romper el orden establecido, son las mejores garantías de
creatividad y de innovación.
El rechazo a los modelos importados altamente tecnologizados, el
empoderamiento y el fortalecimiento de las formas asumidas de conocimientos
tradicionales, son factores efectivos del desarrollo endógeno. Han surgido
nuevos métodos a partir de experimentos a nivel local. Su efectividad en la
reducción de la violencia o en la lucha contra varios problemas sociales es
ampliamente reconocida.
En un mundo altamente inestable donde una de las principales fuerzas
parece ser la innovación económica y social, la imaginación y la creatividad
deben tener sin duda un lugar privilegiado. Como expresiones más claras de la
libertad humana, pueden ser amenazadas por un sistema que tiende a la
uniformidad del comportamiento individual. El siglo veintiuno necesitará un
espectro variado de talentos y personalidades, más que los individuos
excepcionalmente dotados que son igualmente esenciales en cualquier sociedad.
Los niños y jóvenes deben tener oportunidades para acceder a descubrimientos y
experiencias estéticos, artísticos, científicos, sociales y culturales, que
completarán la presentación activa de los avances de las generaciones anteriores
o de sus contemporáneos en esos campos.
En la escuela, el arte y la poesía deberían tener un lugar mucho más
importante del que se les da en muchos países en una educación que se ha
convertido más utilitaria que cultural. La preocupación por desarrollar la
imaginación y la creatividad debería también restaurar el valor de la cultura
oral y del conocimiento obtenido a partir de las experiencias de los jóvenes y
adultos.
3.
APRENDER A
HACER
Este tema está estrechamente relacionado con el de la capacitación para
el trabajo: ¿cómo adaptamos la educación de manera que pueda preparar a las
personas para realizar los tipos de trabajo que necesitaremos en el futuro?
Aquí tenemos que hacer la distinción entre las economías industriales, donde la
mayoría de las personas gana un salario, y otras economías donde el auto-empleo
o el trabajo casual son todavía la norma.
En las sociedades donde la mayoría de las personas tiene empleos
pagados, que se han desarrollado a través del siglo veinte basándose en el
modelo industrial, la automatización está haciendo que este modelo se vuelva
cada vez más "intangible". Él enfatiza el componente del conocimiento
de las tareas, incluso en la industria, tanto como la importancia de los
servicios en la economía.
El futuro de estas economías depende en su capacidad de convertir los
avances en el conocimiento en innovaciones que puedan generar nuevos negocios y
nuevos empleos. "Aprender a hacer" ya no puede significar lo que
significaba cuando las personas eran capacitadas para ejercitar tareas muy
específicas en procesos de manufactura. El entrenamiento en habilidades tiene
que evolucionar y llegar a ser más que sólo un medio de impartir el
conocimiento que se necesita para hacer un trabajo más o menos de rutina.
De
Las Destrezas Específicas A La Competencia Personal
La parte importante que ahora juegan el conocimiento y la información en
la industria de manufactura, hace hoy día obsoleta la noción de destrezas
especializadas en las fuerzas de trabajo. El concepto clave hoy es el de
"competencia personal".
El progreso tecnológico cambia inevitablemente las destrezas laborales
requeridas por los nuevos procesos de producción. Las tareas puramente físicas
están siendo reemplazadas por tareas con u n contenido intelectual o cerebral
tales como la operación, mantención y monitoreo de máquinas y diseño y tareas
organizacionales, a medida que las máquinas mismas se hacen más inteligentes.
Hay varias razones para este aumento de los requerimientos de destrezas
en todos los niveles. En lugar de ser organizados para realizar tareas
específicas en yuxtaposición, según los principios de Taylor sobre la
organización del trabajo científico, los obreros de manufactura se dividen a
menudo en en equipos de trabajo o grupos de proyectos según el modelo japonés.
Esta perspectiva representa un abandono de la idea de dividir el trabajo en
tareas físicas similares que se aprenden esencialmente en la repetición. Es
más, la idea de tareas personalizadas está tomando el lugar de la de la
intercambiabilidad del empleado.
Hay una tendencia creciente entre los empleadores a evaluar a los
empleados potenciales en términos de su competencia personal antes que de sus
capacitaciones específicas, las que demuestran sólo la habilidad para realizar
tareas físicas específicas. Esta competencia personal es evaluada según una
mezcla de destrezas y talentos, combinando las destrezas especializadas
adquiridas a través de capacitación técnica y vocacional, con la conducta
social, la iniciativa personal y la voluntad de correr riesgos.
Si agregamos una expectativa de compromiso personal de parte de los
empleados en su rol de agentes de cambio, es claro que este tipo de competencia
personal implica cualidades altamente subjetivas, innatas o adquiridas, a
menudo llamadas "habilidades personales" o "habilidades
interpersonales" por los empleadores, combinadas con conocimientos y otras
habilidades para el trabajo. Entre esas cualidades, las de comunicación,
trabajo en equipo y resolución de problemas están adquiriendo gran importancia.
El crecimiento de las industrias de servicio ha llevado a un aumento de esta
tendencia.
4.
APRENDER A
APRENDER
Este tipo de aprendizaje se refiere menos a la adquisición de
conocimiento estructurado que al dominio de herramientas de aprendizaje. Se lo
puede considerar al mismo tiempo como medio y como fin de la existencia humana.
Considerado como medio, las personas tienen que aprender a comprender el mundo
que la rodea, al menos tanto como sea necesario para que puedan llevar sus
vidas con dignidad, desarrollar sus habilidades para el trabajo y comunicarse
con otras personas. Considerado como fin, está sustentado por el placer que
puede derivarse del comprender, del conocer y del descubrir.
Ese aspecto del aprendizaje es especialmente apreciado por los
investigadores, pero la buena enseñanza puede ayudar a que todos lo aprecien.
Aún cuando el estudio por el estudio es una empresa sin destino con el enorme
énfasis que ahora se pone en la adquisición de habilidades de mercado, el
aumento de la edad de finalización de los estudios escolares y el aumento del
tiempo libre, deberían proporcionar a los adultos más tiempo para el estudio
privado. Mientras más amplio es nuestro conocimiento, mejor podemos comprender
los múltiples diferentes aspectos de nuestro entorno.
Tales estudios alientan una curiosidad intelectual más grande, agudiza
las facultades críticas y permite a las personas desarrollar su propio juicio
independiente acerca del mundo que los rodea. Desde ese punto de vista, todos
los niños –no importa donde vivan- deben tener la oportunidad de recibir una
educación apropiada de la ciencia y hacerse amigos de la ciencia a a través de
sus vidas.
Sin embargo, desde que el conocimiento tiene múltiples aspectos y es
capaz de infinito desarrollo, cualquier intento de saberlo todo tiene cada vez
menos sentido. Los currículos de las escuelas secundarias y universitarias
están, en consecuencia, diseñados en parte en torno a disciplinas científicas
con el objeto de dar a los estudiantes las herramientas, las ideas y los
métodos de referencia que son producto de la ciencia más nueva y de los
paradigmas contemporáneos.
Tal especialización no puede excluir la educación general., ni siquiera
para los futuros investigadores que trabajarán más tarde en laboratorios
especializados. Una persona verdaderamente educada hoya día, necesita una
educación general amplia y la oportunidad de estudiar un pequeño número de
asignaturas en profundidad.
Aprender a aprender implica aprender cómo aprender, desarrollando la concentración,
la memoria y el pensamiento. Desde la infancia, los jóvenes deben aprender cómo
concentrarse: en objetos y en otras personas. Este proceso de mejorar la
capacidad de concentración puede tomar diferentes formas y puede ser apoyada
por diferentes oportunidades de aprendizaje que surgen en las vidas de las
personas (juegos, programas de trabajo experienciales, viajes, actividades
científicas prácticas, etc.,)